22 agosto 2013

Distancias. Otra vez.

Aquel que escribió "yo ya no sufro por amor", se equivocó. Por amor siempre se sufre: por falta, por exceso, por multitud, por soledad, por anonimato, por finales, por lo que pudieron haber sido comienzos... La cosa es sufrir, y digan lo que digan, uno no puede elegir no hacerlo. Pueden escribir todos los libros que quieran, pueden racionalizarnos, pueden hablarme de biología y de química... Porque ellos no conocen mi pozo de lágrimas, no conocen el océano salado que guarda cada uno de nosotros. Y eso es algo que no se puede describir en un libro.
El amor te lleva y te trae, te golpea y te levanta como quiere, sin patrones y sin pedir permiso.

Si quererte es ésto, por favor, que alguien me extirpe el corazón. Si esta tristeza, si este tedio insoportable, si esta duda infinita eres tú, quizá sería mejor que te fueras. Pero y qué si yo no quiero dejarte ir, si me gusta el amor. Si me gustas tú, amor.
Tú. Con tu millón de contradicciones, tus dos millones de defectos y nuestros tres millones de opuestos.
Así que sí, yo sí sufro por amor, sufro por tu enigmática sonrisa y tus indescifrables ojos oscuros. Sufro por todo aquello que no será.





Porque hay otras formas de desnudarse
más allá de arrancarte la ropa.
Aunque esa sea mi favorita.

1 susurros:

La chica del pañuelo azul dijo...

Increible. Enamorada pero de tus palabras :)

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