11 enero 2010

Sí, extremadamente poético.

Sí, muy poético y todo eso, pero al final todo es una auténtica mierda, vamos que te ha jodido bien jodida.
Sí, precioso: "si yo te quiero mucho..." y entonces tú ya fruncias el ceño y pensabas: ¿Pero qué sucede? medio perdida en cien mil ideas que se amontonaba en tu cabeza ¿qué puede ser? Y entonces venía lo malo: "pero es que lo nuestro no funciona... no sé... somos tan diferentes..."
Entonces tú te echabas a llorar como una desesperada, porque claro, a ver qué coño ibas a hacer ¿no? Porque en una situación así a nadie le queda orgullo, es como si estuvieras desnudo delante de una persona con la cual no tienes vergüenza, pero de repente sintieras un pudor inmenso e intentarás taparte de alguna forma sin saber cómo, tiras de la manta y no lo consigues de ninguna forma, vamos, que adiós orgullo, adiós sonrisa y te echas a llorar a rienda suelta, sin parar, a mares. Y mientras intentas articular alguna frase un tanto coherente o que pudiera salvarte un poco del ridículo en el que te estabas sumiendo, miras su cara y ves esa expresión amarga y profunda de: "lo siento, pero es lo que tenía que hacer", y entonces te duele más, porque claro, a ver quien se cree eso de que tienes un disgusto enorme por haberme dado una patada en el culo y haberme destrozado el corazón, vamos, que en ese momento no sabes si entristecerte aún más o sentir asco, pero tú sigues llorando porque ni siquiera sabes cómo sentirte, bueno, sí, triste, pero ¿y qué más?
De repente comienzas a sentir un extraño odio hacia el amor, sobre todo hacia el que sentías hacia esa personas, y más que nada lo odias porque te duele tan dentro de ti que crees que odiándolo va a decidir irse, pero no se va ni a buenas ni a malas, ahí se queda, es como una de esas balas que no se pueden extraer porque harían más daño del que ahorrarían.
Y entonces decides no creer más en el amor, y pensar que todos los hombres son unos cerdos y todas esas cosas que repiten las mujeres de las películas una y otra vez a sus mejores amigas, y todo eso de que no te vas a volver a enamorar, y que el amor no existe, y mil patrañas más que te crees tan sólo lo que tardas en decirlo.
Luego llega otro y crees que todo será diferente, y que jamás terminará porque este te quiere de verdad, y otras mil mentiras más de las de siempre, porque al final siempre duele, un poco más o un poco menos, pero doler, duele.

09 enero 2010

Tengo unas ganas de hacerlo...

Total, que una sale a comprar unas manzanas y una baguette y acaba tirándose a un desconocido en el coche, así sin más ni más. Poco más y del calentón no pasamos del cajero, no sé, vamos, que yo tampoco soy así, pero es que se me puso delante con esa cara de "tengo unas ganas de hacerlo contigo aquí mismo" que... que me obcequé.
Cualquiera le decía que no, joder, pero si se me cayeron las bragas nada más mirarle, que no tenía ni opción a pensar. La mente iba por un lado y el cuerpo por otra, y a mí me podía el cuerpo, que nunca he sabido controlar mis impulsos, vaya, que si me pasa en cualquier otro sitio me busco a otro, o me cuelo en cualquier baño de hombres a tirarme al primero que pase, sin reparos, que estas cosas es malo guardárselas.