28 abril 2013

Hoy

Hoy, mes y medio después, me he atrevido a abrirte, a dejarte entrar de nuevo. Me he atrevido a buscarte y a recoger las pequeñas migas de pan, las pequeñas pistas que has dejado en mi camino durante todo este tiempo que es mi ausencia.
Hoy, hoy he recogido los pedazos y los he juntado en una pequeña bolsita de un lila precioso.
Es bonito ¿sabes? Es bonito saber que aún no he muerto del todo. Saber que al menos he existido, que en cierta manera te he marcado, te ha cambiado. Quizá con eso sea suficiente.
Sé que ya no significo nada, que soy el cero a la izquierda que no recuerdas. Pero hoy, lo que queda en mi bolsita me recuerda que en algún momento no lo fui y eso es suficiente, que mejor eso que nada.
El ser humano nace libre y así es como debe permanecer, esa es nuestra esencia, y ni por mi demonios querría otra cosa para ti.

A veces cuando tiras demasiado en vez de darse de sí se rompe en dos. Nos hemos roto en dos. No tiene vuelta atrás, uno no decide cuando romperse, pero como dice la canción uno sabe cuando "cree que va a empezar a romperse". Y ahora, una vez rota en mil pedazos, sólo me queda resolver el puzzle y montarme.
Yo, conmigo misma y con mi bolsita. Hasta completarme de nuevo. Hasta que las soledad se vaya y el vacío deje de devorarme.

Me alegra saber que con el paso del tiempo, el ser humano aprende a objetivizar su existencia. Me alegra saberlo porque sé que tú también me objetivarás como yo hago contigo.

Y por si lo dudas, por si no lo sabes: sí, te sigo dedicando todas mis canciones, cada una de ellas.Te dedico todo aquello que más valoro y espero que lo aprisiones y los sujetes muy fuerte contra tu pecho.

Espero, que aunque sea por instante, durante el retumbar de la música en tus oídos, me recuerdes.

Porque como Zafón escribió una vez: aunque sea en un rincón y a escondidas, por favor, no me dejes ir.

Y eso es todo lo que te pido: recuérdalo, y recuérdalo como era no como crees que era.

08 abril 2013

Aceitunas

Es fascinante lo que el ser humano es capaz de recordar ¿no crees?
No recuerdo muchas cosas, no recuerdo muchas cosas importantes. A veces incluso me esfuerzo en llegar a ellas, sigo los caminos que mi mente ha trazado pero en algún momento del viaje el camino desaparece y me quedo en mitad de la nada.
Sin embargo, soy capaz de recordar detalles nada triviales sobre hechos nada relevantes. Soy capaz de recordarte de principio a fin. De llegar a cada día que (no) nos ha marcado y reconstruirte de nuevo. Soy capaz de recordarte tan fuerte que te huelo, que te tumbas a mi lado y me abrazas antes de dormir. Te pienso tan (tan) fuerte que me parece imposible que no me escuches.
Sí, es increíble lo que el cerebro humano es capaz de recordar. La selección de hechos que guarda para construir nuestra vida. Y supongo, que si aquello y no lo otro queda grabado, será, porque aunque no lo parezca, es relevante. Lo es, pero no lo sabemos. O quizá lo sabemos pero no sabemos por qué lo es, y quizá hasta dentro de muchos años no lo sepamos.
El otro día me comí una aceituna, algo que había realizado varias veces en los últimos dos meses en repetidas ocasiones. Una simple aceituna inmersa en un vaso de Martini. Y de repente, sin preámbulos, sin nada, allí estabas tú. No estabas en la aceituna anterior, ni en la del mes pasado, no. Estabas en esa, precisa, única. Estabas allí, a mi izquierda, apoyada en la barra. Y entonces recordé las cerezas, sí, las cerezas. Recordé que te gusta guardar el hueso de las cerezas en la boca durante horas, porque sí, sin ningún tipo de motivación. Recordé ese pequeño detalle estúpido que no sé por qué es importante, pero parece serlo.
Y a veces, en momentos así, me pregunto si no es que todo lleva a ti y no lo quiero saber.
Entonces escucho una canción, leo un libro japonés, veo una película de Woody Allen, como comida china, bebo un té con mucha leche y retengo huesos de aceituna en la boca un rato más mientras asiento en silencio.


"La música es tan frágil que los recuerdos quedan impregnados para siempre"