24 agosto 2013

Parches

Que yo no quiero pasarlo mal ni llorarte, que bastantes roturas tengo ya. No quiero más parches, más remaches, más costuras ni cicatrices.
Así que dime de qué va todo este juego. ¿Estamos siquiera jugando a algo?
Cada noche tengo un metro y treinta y cinco centímetros para echarte de menos,
así que dime, ¿si no quieres mis buenas noches por qué me das los buenos días?

Y si yo me muevo, ¿tú te paras?
Y si yo te beso, ¿tú te apartas?


22 agosto 2013

Distancias. Otra vez.

Aquel que escribió "yo ya no sufro por amor", se equivocó. Por amor siempre se sufre: por falta, por exceso, por multitud, por soledad, por anonimato, por finales, por lo que pudieron haber sido comienzos... La cosa es sufrir, y digan lo que digan, uno no puede elegir no hacerlo. Pueden escribir todos los libros que quieran, pueden racionalizarnos, pueden hablarme de biología y de química... Porque ellos no conocen mi pozo de lágrimas, no conocen el océano salado que guarda cada uno de nosotros. Y eso es algo que no se puede describir en un libro.
El amor te lleva y te trae, te golpea y te levanta como quiere, sin patrones y sin pedir permiso.

Si quererte es ésto, por favor, que alguien me extirpe el corazón. Si esta tristeza, si este tedio insoportable, si esta duda infinita eres tú, quizá sería mejor que te fueras. Pero y qué si yo no quiero dejarte ir, si me gusta el amor. Si me gustas tú, amor.
Tú. Con tu millón de contradicciones, tus dos millones de defectos y nuestros tres millones de opuestos.
Así que sí, yo sí sufro por amor, sufro por tu enigmática sonrisa y tus indescifrables ojos oscuros. Sufro por todo aquello que no será.





Porque hay otras formas de desnudarse
más allá de arrancarte la ropa.
Aunque esa sea mi favorita.

03 julio 2013

Prometo cuidarte.

Hay mujeres a las que hay que quererlas, así, tan sólo quererlas.

Mujeres que cuando más bonitas están es recién levantadas, que cuando lloran y se les corre el rimel dan ganas de enamorarte de ellas, que qué gran suerte poder admirarte, que qué gran suerte poder quererte. A ti, y a esa energía que llevas dentro que arrasaría con una ciudad entera.

Ella es débil y fuerte a la vez.

Delicada y frágil, quebradiza incluso, tanto que a veces cuando la abrazo creo que se va a romper en mil pedazos entre mis brazos. Sé que es débil, sé que dentro hay muchas cosas rotas y que probablemente yo no sepa arreglarlas nunca, sé que no es oro todo lo que reluce, sé todo aquello todavía no me ha contado.
A veces me asomo a su alma desde el borde del precipicio y la observo con miedo a caer en el abismo. No puedo evitar estremecerme: es complicada, es mucho más complicada de lo que podríais imaginar, y ojalá pudiera llegar a comprender cada uno de sus recovecos, de sus agujeros negros, de sus puntos muertos. Ojalá pudiera salvarla de los fantasmas que la atormentan por las noches.

Es luchadora, y eso no podrá negarlo nunca nadie. Es fuerte a su manera: no deja que el mundo la acojone, que se la coma viva, ni tampoco se anda con medias tintas. Aquí esta ella para comérselo a bocados.
Quizá todo (quizá ella) esté hecho trizas, pero no parará nunca de intentar arreglarlo, de intentar arreglarse. No se va a dejar acobardar por el mundo, ni tampoco por los monstruos de debajo de su cama. Aquí está para sacar los puños y decirles que se vayan por donde han venido.
Ella me ha dado en 4 meses más fuerza para continuar que muchos de vosotros en años. Ella le ha dado sentido a muchas cosas, ha ordenado otras tantas y ha creado millones. Hace que el mundo sea un poquito mejor allí por donde pasa.

Es complicada y por eso quizá nunca lleguemos a comprenderla del todo. Pero no te preocupes, se conoce muy bien a sí misma, siempre sabe donde poner el límite, siempre acierta. Es autosuficiente, no necesita a nadie para subir al siguiente escalón.


Y si algún día dejara de serlo, prometo que seguiré aquí siempre para abrazarla fuerte mientras su pequeño cuerpo convulsiona y su rimel se corre. Seguiré aquí para decirle que todo saldrá bien y que no está sola, que nunca lo va a estar.

Ojalá pudiera arreglar todo aquello que no funciona, ojalá pudiera solucionar sus problemas. Ojalá cada lágrima que he besado no hubiese tenido que existir nunca. Ojalá hubiese podido curar sus noches de insomnio.

Ojalá pudiera retener el tiempo, ojalá pudiera rebobinarlo y reproducirlo una vez más. Ojalá pudiera congelar ese momento en el que todos éramos completamente felices.

Ojalá hubieses llegado antes. Ojalá no tuvieras que irte.


Porque contigo ni siquiera he necesitado perder algo
para saber lo que tenía. 


"Aquí seguiré,
aunque el tiempo pase y la distancia nos separe."

01 julio 2013

Hasta pronto, mi amor.

De cuando la noche de antes la pasábamos follando, como animales. Noches sórdidas, de lujuria, de esa pasión que sólo se tiene una vez en la vida.
Follábamos hasta el amanecer... en la cama, en la ducha, contra el armario... Y mientras tanto me decías que me querías y que el puto mundo entero era nuestro, que nos sobraban las estrellas, que a nuestro amor le faltaba universo.
Me mirabas, con esa carita de zorra, con una de esas miradas que exhalan el deseo, sucias y lascivas. Tu sonrisa de medio lado, el contoneo de tus caderas, la curva de tu espalda, tu vello erizado, tus gemidos y el estremecerse de tus piernas.
Y bajo ese silencio jadeante y exhausto separarme de ti, hacer una maleta en menos de un minuto y correr a coger el siguiente tren.
Hasta pronto, mi amor.

02 mayo 2013

Finales

A veces pienso que donde terminas tú empiezo yo. Pero quizá esté equivocada, quizá donde termino yo empiezas tú. Quizá es un círculo sin final ¿no crees?
¿Que por qué digo esto? Porque sino nada tiene sentido. O al menos yo no se lo encuentro.
Vivimos en el encuentro fortuito de la atemporalidad, de la casualidad, de lo incierto, y como no, del infortunio.
Vivimos buscándonos sin encontrarnos, encontrándonos sin querer, queriéndonos sin amarnos. Nos alejamos sabiendo que chocaremos y chocamos para así volver a separarnos. Y aunque intento huir, irme muy lejos, sé que volveré y un nuevo golpe me hará caer. De nuevo. Pero ya no quiero, ya no más pero es que quizá no sepa pararlo.
Así que de pie me pregunto si todo esto no funciona así por defecto, sin motivación alguna, sin objetivo.
¿Por qué? ¿Para qué? Exactamente ¿qué buscamos? ¿Qué queremos?
¿Quiero algo de ti o sólo creo quererlo? ¿Quieres algo de mí o sólo sientes que debes quererlo? ¿Hay tanto que nos une que por eso nada nos separa? ¿Compartimos tanto oxígeno que respiramos a la vez?

"Buenas noches a todos y ojalá volvamos pronto y lo hagamos mejor..."
Y lo que sigue.

Termíname, porque sé que lo haces. Complétame, porque sé que sabes.



"Un día me iré, me iré de verdad. No sé si me ves, de todo capaz. De cambiar nombre y edad y si me encuentras decirte: ¿de quién me estás hablando? No lo haré, jamás. Me falta valor o fuerza vital.
¿De qué me sirve salir de esta inmensa ciudad, si de quien pretendo huir seguirá dentro de mí?"

28 abril 2013

Hoy

Hoy, mes y medio después, me he atrevido a abrirte, a dejarte entrar de nuevo. Me he atrevido a buscarte y a recoger las pequeñas migas de pan, las pequeñas pistas que has dejado en mi camino durante todo este tiempo que es mi ausencia.
Hoy, hoy he recogido los pedazos y los he juntado en una pequeña bolsita de un lila precioso.
Es bonito ¿sabes? Es bonito saber que aún no he muerto del todo. Saber que al menos he existido, que en cierta manera te he marcado, te ha cambiado. Quizá con eso sea suficiente.
Sé que ya no significo nada, que soy el cero a la izquierda que no recuerdas. Pero hoy, lo que queda en mi bolsita me recuerda que en algún momento no lo fui y eso es suficiente, que mejor eso que nada.
El ser humano nace libre y así es como debe permanecer, esa es nuestra esencia, y ni por mi demonios querría otra cosa para ti.

A veces cuando tiras demasiado en vez de darse de sí se rompe en dos. Nos hemos roto en dos. No tiene vuelta atrás, uno no decide cuando romperse, pero como dice la canción uno sabe cuando "cree que va a empezar a romperse". Y ahora, una vez rota en mil pedazos, sólo me queda resolver el puzzle y montarme.
Yo, conmigo misma y con mi bolsita. Hasta completarme de nuevo. Hasta que las soledad se vaya y el vacío deje de devorarme.

Me alegra saber que con el paso del tiempo, el ser humano aprende a objetivizar su existencia. Me alegra saberlo porque sé que tú también me objetivarás como yo hago contigo.

Y por si lo dudas, por si no lo sabes: sí, te sigo dedicando todas mis canciones, cada una de ellas.Te dedico todo aquello que más valoro y espero que lo aprisiones y los sujetes muy fuerte contra tu pecho.

Espero, que aunque sea por instante, durante el retumbar de la música en tus oídos, me recuerdes.

Porque como Zafón escribió una vez: aunque sea en un rincón y a escondidas, por favor, no me dejes ir.

Y eso es todo lo que te pido: recuérdalo, y recuérdalo como era no como crees que era.

08 abril 2013

Aceitunas

Es fascinante lo que el ser humano es capaz de recordar ¿no crees?
No recuerdo muchas cosas, no recuerdo muchas cosas importantes. A veces incluso me esfuerzo en llegar a ellas, sigo los caminos que mi mente ha trazado pero en algún momento del viaje el camino desaparece y me quedo en mitad de la nada.
Sin embargo, soy capaz de recordar detalles nada triviales sobre hechos nada relevantes. Soy capaz de recordarte de principio a fin. De llegar a cada día que (no) nos ha marcado y reconstruirte de nuevo. Soy capaz de recordarte tan fuerte que te huelo, que te tumbas a mi lado y me abrazas antes de dormir. Te pienso tan (tan) fuerte que me parece imposible que no me escuches.
Sí, es increíble lo que el cerebro humano es capaz de recordar. La selección de hechos que guarda para construir nuestra vida. Y supongo, que si aquello y no lo otro queda grabado, será, porque aunque no lo parezca, es relevante. Lo es, pero no lo sabemos. O quizá lo sabemos pero no sabemos por qué lo es, y quizá hasta dentro de muchos años no lo sepamos.
El otro día me comí una aceituna, algo que había realizado varias veces en los últimos dos meses en repetidas ocasiones. Una simple aceituna inmersa en un vaso de Martini. Y de repente, sin preámbulos, sin nada, allí estabas tú. No estabas en la aceituna anterior, ni en la del mes pasado, no. Estabas en esa, precisa, única. Estabas allí, a mi izquierda, apoyada en la barra. Y entonces recordé las cerezas, sí, las cerezas. Recordé que te gusta guardar el hueso de las cerezas en la boca durante horas, porque sí, sin ningún tipo de motivación. Recordé ese pequeño detalle estúpido que no sé por qué es importante, pero parece serlo.
Y a veces, en momentos así, me pregunto si no es que todo lleva a ti y no lo quiero saber.
Entonces escucho una canción, leo un libro japonés, veo una película de Woody Allen, como comida china, bebo un té con mucha leche y retengo huesos de aceituna en la boca un rato más mientras asiento en silencio.


"La música es tan frágil que los recuerdos quedan impregnados para siempre"



13 marzo 2013

Paseos por el parque

Tumbarte en el césped y mirar al cielo. El vacío tan inmenso que se abre ante ti, la luz cegadora que te obliga a cerrar los ojos. Los árboles, los pájaros, el continuo murmullo de gente caminando a tu alrededor. La paz. La paz interior que uno encuentra mirando al cielo, tan dolorosa y deslumbrantemente azul.
Concentrarse. Elevarse. Separar cuerpo y alma.
Aclarar los pensamientos, meter los sentimientos a la lavadora y quitar el polvo a los recuerdos. Brindar por los olvidos. Pensar en frío (sin decirte al oído).
Mirar de nuevo ese sol radiante y tararear una melodía. Repiquetear con los pies en el suelo, juguetear con el césped entre los dedos.
Liberarse, quitarse las pesadas cargas del mundo, librarse de todo eso.
Volar, volar muy alto.
Poner los pies en la tierra un poco más vacío que al principio, y a la vez, listo para volverse a llenar.

10 marzo 2013

Cómo explicarte

Cómo voy a negar(te) que te echo de menos.
Si respiro ausencias, si respiro vacíos, si se me rompen las costillas en cada inspiración. Si desde que te fuiste vivo bajito para no enterarme.
Si hoy es domingo y se me rompen las costuras. Y si no hay nadie para remendarlas. Si ya no hay nada, y no habrá nunca nadie. Si ya no estás y se me parte el alma y no hay manera de reconstruirla.
Qué voy a hacer si no hay manera de arreglarme. Si me rompo, si ya estoy rota. Si los engranajes no funcionan y nadie sabe cómo hacer que vuelvan a funcionar. Nadie excepto tú. Pero tú ya no estás.
Qué le voy a hacer a esta soledad que me aprisiona, que me arrincona y me asfixia. Cómo voy a curar tu ausencia.
Y cómo decirte que no eres tú, y que no soy yo. Que soy yo sin ti, y tú sin mí. Que no sé, que no funciono porque no funciona(mos). Y ya nunca.Y yo no sé.
Que escucho tus grupos, tus canciones, tus letras. Y las nuestras, las de las dos. Si me reduzco a ti. Si te dedico cada uno de mis pensamientos. Y sentimientos.
Que cada día me cuelo en tu cocina y te hago el desayuno, que cada mañana me cuelo en tu ducha, que cada noche me meto en tu cama y te abrazo, y te beso, y te acaricio, y te desnudo, y te abrazo más fuerte y te beso aún más y te acaricio hasta desgastarte.
Si los recuerdos me golpean tan fuerte que me tiran al suelo, si me quedo tendida pensándote y destrozándome un poquito más si cabe. Si tu recuerdo me sorprende en cada momento del día, si me encuentra aunque me esconda. Si me sigue allí donde voy y no sé como huir de él.
Si te pienso y me rompo, pero no puedo parar de pensarte. Si soy adicta a ti y no sé cómo dejarlo. Si cuanto más empeño le pongo en no pensarte, más te pienso.
Si te sueño cada día y cuando me despierto descubro que no soy más desdichada sino que ayer.
Cómo decirte que no es orgullo, que no. Que te echo de menos, que sí. Que es daño, y dolor. Que es sangre, roja, que me sale a borbotones de cada herida al pensarte.Y que, créeme, te pienso mucho.
Cómo decirte, cómo explicarte, que te quiero tanto que me duelo.

22 enero 2013

Locura

Te quiero: tan incansable como el tic-tac del reloj, tan desbordante como un vaso bajo una fuente que no cesa de manar, tan perenne como las hojas del abeto, tan inmenso como el mar y tan infinito como los granos de arena del desierto.
Tanto y tan fuerte que desafía cualquier ley de la física gravitacional y me lleva hacia ti. Como Quijote a su Dulcinea, Romeo a su Julieta, Dalí a su gala o Juana a su Felipe. Locura de amor, locuras por amor. Historias de amor, y sin embargo, también amores que crean historia. Tan imperecedero como el arte propio que ellos mismos contienen.
Te quiero tanto que me asusta, me acongoja y me debilita, y sin embargo, que me ensalza y me da valor al mismo tiempo.