29 abril 2009

Ni me suavices ni me conquistes.

Hay personas que coleccionan sellos, otras cromos y otras chapas. Yo en cambio, consigo corazones, robo corazones y colecciono corazones.
Es muy fácil hacer algo propio cuando se es robado, pero es más difícil hacerlo tuyo si existe alguna ley -completamente incomprensible- que dice que no importa cuán lejos se encuentre el corazón que late al mismo compás que el que tienes entre tus manos, que da igual lo cerca que lo tengas, se pertenecen y sobras en la historia, eres un apéndice.
Yo, sin embargo, consigo corazones por el módico precio de cuatro palabras bonitas y un falso cariño desmesurado. Gano en todas las subastas de corazones en paro cardíaco y me largo por donde he llegado con mi trofeo.
¿Qué por qué soy tan frío y sincero? Debe ser cosa del clima, o sino del palpitante dolor que llegó recorrer mi piel.
Tengo los sentimientos neutralizados y un cuerpo marmóreo. No existen daños, reclamaciones o arrepentimientos ante mis ojos.
Llámame inhumano si quieres, pero seguiré impasible ante tus súplicas y sollozos. Sólo quiero ese órgano de rojo carmesí que escondes bajo tu pecho como si fuese el más valioso de tus tesoros.
No es de los tuyos, es de los míos. Mío para matarte, y mío para morirme.
Echo de menos el ardiente fluir de la sangre en las yemas de mis dedos y los laditos desacompasados después de rozar su piel. Porque ya ni ella existe ni yo palpito, ni yo siento, ni yo soy.
Utilizo tu corazón a modo de reloj biológico entremezclado con cientos de latidos más que me llaman desde el otro lado de una vitrina.
Adios. Ni me suavices ni me conquistes.

26 abril 2009

¿Es un "loquedureunavida"?

Me encadenaría a ti y a tus muñecas, a tus piernas -incluyendo tus tobillos- y a tus frágiles dedos, e incluso -y por encima de todo- a tus labios.
Me enredaría entre las sábanas y tu cuerpo y desearía no salir nunca más de tal paraiso.
Lucharía contra dragones, caballeros y putas para tenerte un día más conmigo, justo aquí, a mi lado, con tu cálido aliento detrás mio erizándome la piel y tus brazos alrededor de mi cintura mientras me acurruco en tu pecho.

Aprendería a inventar, construir y enseñar para así poder explicarte como será nuestro futuro y como lo haremos, para decirte cual es nuestro camino y explicarte que tú eres el acompañante. También aprendería idiomas para poder decirte que te quiero desde cualquier lugar del mundo, y porque no, añadiría el funcionamiento de la lavadora, para lavar los sentimientos cuando se ensucien.
Compraría un plumero para quitarle el polvo a los recuerdos de vez en cuando, alguna mañana que estemos de buen humor y merezcan inmiscuirse en el presente.
Buscaría alguna balanza de segunda mano para pesar nuestras discusiones contrarestándola con nuestros sueños, a ver de cuales tenemos más -aunque estoy casi segura que de lo segundo-.
Estudiaría geografía para ubicarte en algún lugar de este mundo, para pasar a la astronomía y finalmente colocarte cerca de alguna estrella.
Teñiría los días malos de rosa, o de amarillo, o del color del arcoiris para transformarlos en buenos y cambiaría el olor de las sábanas cuando huelen a ausencia -y a dolor-.
Cambiaría las ropas del armario cada primavera para renacer como las flores y no aburrirnos de la rutina. La rutina de una vida, una vida maravillosa.
Haría... haría... yo no sé lo que haría, porque haría tantas cosas que los limites aquí no existen, que te digo que son infinito y que te pido que te lo creas. Que aunque haya condicionales no existen las condiciones, sólo una, pero la más importante: mucho amor, al menos lo necesario para toda una vida porque entonces... es un "loquedureunavida", ¿no?





Atame de pies y manos.