15 marzo 2010

Tal como te lo cuento.

Ella era una de esas mujeres hipnóticas, las cuales atraen a los hombres como la miel a las moscas, y lo mejor de todo era que uno no podía dirigirse por el raciocinio y dejar de seguirla, no; sino que perdías la consciencia y lo único que podías hacer era ir tras ella. Y aunque sabías que nunca sería tuya, porque esas mujeres no son de nadie, sus curvas te guiaban en un vaivén en cuyos dos extremos estaba ella. Ella y sus caderas, ella y sus pechos, ella y sus muslos, ella y sus labios rojo pasión… Y te daba igual estrellarte una y otra vez en cada una de sus curvas y salir mal parado, porque aquello podía contigo. Aquella mujer era diferente, era una Venus.
Tenía una mirada que enturbiaba el pensamiento y paralizaba a uno los sentidos. Una mirada hipnotizante que te retenía cerca, cerca del peligro, cuanto más cerca mejor. Una mirada sedienta de una sed insaciable. Una mirada que te incitaba a devorarla allí mismo.

8 susurros:

A.L.Zarapico dijo...

Mujeres fatales...Saludos.

Dara dijo...

La verdad es que nunca me gustaron las mujeres hipnóticas, prefiero encontrar lo hipnótico en las mujeres que pasan desapercibidas.



(mimodecaféconleche)

.A dijo...

regresa su mirada..

Verónica dijo...

Prefiero las mujeres que simplemente te dejan heladas con una mirada...

besostes de esta peke.

pd. te espero por mi rincon con tu taza de cafe, siempre que quieras...

Patricia Nájera dijo...

mujeres de éstas, venus de verdad, hay pocas, y cada una es única :)

gracias por tu comentario ^^

Muac!

Pankdemia dijo...

La señora Dara Scully tiene más razón que un santo.

Bronzie dijo...

estoy junto a dara scully, aunque de todos modos, hay gente que cautiva.

Anónimo dijo...

Era todo un estallido, muás.

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