Jaime la había abandonado hace poco más de una semana. Había recogido todas las cosas que eran suyas y se había largado del piso que compartían sin dejar nada más que una nota en la que ponía: “Lo siento Amanda, algún día lo entenderás…”
Eran las 14:25 de un frío lunes de enero y Jaime saldría del trabajo en cinco minutos. Ella esperaba cabizbaja vestida con un vaquero y una sudadera ancha y vieja que había encontrado entre los cajones, era de cuando aún tenía tiempo para jugar a baloncesto. Tenía los ojos hinchados de tanto llorar y unas ojeras muy marcadas de no haber dormido apenas durante días. La gente pasaba frente a ellas sin mirarla, como si no hubiese nadie en aquel banco, era poco más que invisible.
Amanda no aguantaba más, necesitaba una explicación a todo aquello o sino acabaría dando en loca. ¿Por qué Jaime lo había hecho aquello? ¿Cómo que lo entendería? Ella no entendía nada.
Miró el reloj una vez más. Eran las 14:37 y Jaime aún no había salido. Amanda se empezó a preocupar así que se enjugó los ojos, ser irguió y caminó hacia la entrada de las oficinas para preguntar por él. Conocía ese edificio bastante bien, así que caminó directa hacia secretaría.
Podeis leer más aquí. Y a poder ser comentadme ahí.
Gracias.
(Cuando tenga un rato contestaré todos los comentarios sin dejarme ninguno.)
4 susurros:
Ah... me quede intrigada, ahora mismo te visito en tu otra pagina.
Me gustaron tus entradas, espero poder leerte más cuando estés m´`as relajada!
Un beso!
Me has dejado toda intrigada con todo el post...
besotes de esta peke.
pd. te espero por mi rincon con tu taza de cafe caliente, siempre que quieras...
A ver si luego me paso a leer, entonces :)
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