Amanda esperaba sentada en un banco a la salida del trabajo del que había sido –y era- el amor de su vida.
Jaime la había abandonado hace poco más de una semana. Había recogido todas las cosas que eran suyas y se había largado del piso que compartían sin dejar nada más que una nota en la que ponía: “Lo siento Amanda, algún día lo entenderás…”
Eran las 14:25 de un frío lunes de enero y Jaime saldría del trabajo en cinco minutos. Tampoco quería dejar abandonado este blog, así que para los que me seguís por aquí, he comenzado a escribir una historia. La actualizaré a mundo en el blog que dejé la entrada anterior.
Si alguien quiere leer más, puede pasar por ahí o sino puede esperar a que tenga un rato para actualizar aquí.
6 susurros:
ok,aunque te seguiré por aquí, ya que pones que este es tu blogspot personal.Un saludo.
jaime, saldría y q pasaría! Tal vez el volvería, y la vida a Amanda le daría, o Tal vez No volvería, y Amanda en un eterno incierto invierno viviría!*
saLudosh :)
Amanda hace bien, nunca hay que dejar de luchar por lo que quieres o aprecias.
a veces las personas no saben lo que quieren, pero lo importante es saber lo que tu quieres y luchar por ello...
besotes de esta peke.
pd. te espero por mi rincon con tu taza de cafe caliente, siempre que quieras...
A vaces no somos capaces de cambiar de tiempo verbal a tiempo.
El pescador de ballenas. =)
A VECES LO MAS TRISTE ES NO PODER SEGUIR ESPERANDO
BESOS
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