De cuando la noche de antes la pasábamos follando, como animales. Noches sórdidas, de lujuria, de esa pasión que sólo se tiene una vez en la vida.
Follábamos hasta el amanecer... en la cama, en la ducha, contra el armario... Y mientras tanto me decías que me querías y que el puto mundo entero era nuestro, que nos sobraban las estrellas, que a nuestro amor le faltaba universo.
Me mirabas, con esa carita de zorra, con una de esas miradas que exhalan el deseo, sucias y lascivas. Tu sonrisa de medio lado, el contoneo de tus caderas, la curva de tu espalda, tu vello erizado, tus gemidos y el estremecerse de tus piernas.
Y bajo ese silencio jadeante y exhausto separarme de ti, hacer una maleta en menos de un minuto y correr a coger el siguiente tren.
Hasta pronto, mi amor.
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